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cuento corto
Sunday, 1 November 2009
A TAL SENOR, TAL HONOR
 
 
 
Carta del Oficial Real Francisco Fernández de la Villa Imperial

 del Potosí  al Virrey del Perú (17 de julio de 1774).

 

 

     La Casa de Moneda continúa funcionando en esta Villa Imperial conforme a las Reales Leyes establecidas para el sellado de monedas. Desde que se acuñaron las primeras piezas hace tres años, no se ha registrado ninguna transgresión ni delito. Las monedas del diezmo y el quinto correspondientes a la Corona fueron despachadas en todos los casos a esa Ciudad  de los Reyes, o Lima como dicen algunos vecinos,  para su posterior envío a España.

     Sin embargo, con gran preocupación de mi parte, han comenzado a llamar la atención de los vecinos los reiterados donativos que el rico caballero don Francisco de Rocha, natural de

  Andalucía, hace decontinuoa iglesias,monasterios y hospitales, al parecer desproporcionados a la riqueza que declara poseer. En conversaciones privadas con sus amistades, sostiene que sus olivares y viñedos le producen rentas muy estimables, las que sumadas a la mina de su propiedad en esta provincia del Alto Perú, le permiten la satisfacción de esos donativos

Dado que estas explicaciones no resultan del todo satisfactorias, he ordenado una discreta vigilancia sobre sus actividades. Lo que provoca mayor número de murmuraciones son las temporarias desapariciones del susodicho Rocha, a quien con cierta asiduidad no se lo ve por las calles de esta villa.

     En la eventual posibilidad de que estas desapariciones pudieran esconder alguna relación con prácticas de brujería o herejía, he consultado el caso con el ilustrado representante del Santo Oficio, sin haber llegado a ninguna conclusión incriminatoria.

Carta ampliatoria al señor Virrey de Perú (16 de noviembre) Continúan las murmuraciones de los pobladores acerca de la creciente munificencia de don Francisco de Rocha, como lo he hecho saber al señor virrey. Como no he tenido hasta el presente contestación a mi informe, he procedido a inspeccionar en reserva algunas de las monedas ofrendadas por el susodicho caballero Rocha y las he encontrado iguales en peso y en aleación a las acuñadas por la Casa de Moneda.     

     Don Francisco de Rocha es propietario de un socavón a poca distancia del cerro de Potosí, de donde extrae el mineral de plata que entrega a la Casa de Moneda para su purificación y acuñación de monedas, conforme a las ordenanzas reales, y paga con celoso escrúpulo el diezmo y el quinto correspondientes a Su Majestad Real en España.. Nuestras prensas, cuños y demás materiales están perfectamente custodiados y se los considera inaccesibles a cualquier falsificador. Dios guarde a Vuestra Merced.  .

Del Señor Virrey del Perú al Oficial de Potosí (29 de noviembre)

Proceda de acuerdo a derecho y hágalo con recato y silencio.

Carta del Oficial Real de Potosí al Virrey del Perú (19 de diciembre)

     En tres intervenciones practicadas en la morada del caballero don Francisco de Rocha no he encontrado ninguna información incriminatoria ni sospechosa. Tampoco han resultado de interés las cartas interceptadas por mis espiones, que el nombrado vasallo recibe con frecuencia de sus familiares de Sevilla.  Su correspondencia habitual proviene de su padre Gaspar, de su madre doña Mencía y de dos hermanos suyos, todos avecindados en la calle de los Milagros y gente, al parecer, de buena educación y riqueza.

     Para no dejar hilos sueltos, he elevado un pedimiento al promotor fiscal del Santo Oficio, el canónigo don Juan Fernández, para que intervenga en la investigación religiosa del mencionado señor Rocha, en los siguientes términos:"En la posibilidad  de que el vecino don Francisco de Rocha haya dicho palabras o cometido hechos contrarios a las verdades de nuestra fe, pido y suplico que se mande comparecer ante ese tribunal y se examine su condición.  Sobre lo que pido justicia."

     Resolución de la Audiencia del Santo Oficio (23 de diciembre)

     En la Villa Imperial de Potosí, a veintitrés de diciembre del año de mil setecientos setenta y cinco, asistió emplazado por este tribunal el vecino don Francisco de Rocha, natural de la ciudad de Sevilla y radicado en esta villa, de edad de cuarenta años, dedicado a la metalurgia de plata, a fin de ser examinado en persona en asuntos referidos a la pureza de su fe cristina. Interrogado durante seis horas y media por los inquisidores apostólicos, el retroescritpto manifestó y demostró su absoluta fidelidad a las Sagradas Escrituras y al magisterio de nuestra santa Iglesia, y aún solicitó perdón y misericordia si acaso hubiere incurrido sin saberlo en algún error. Manifestó ser de linaje hidalgo, de cristianos viejos, limpios de sangre, sin raza de judíos, moros ni conversos; que no ha sido en ningún momento preso ni penitenciado por el Santo Oficio; que asiste a misa los domingos y fiestas de guardar, salvo cuando se encuentra en su mina de plata donde no hay clérigos disponibles; que frecuenta la lectura de libros sagrados ortodoxos, sin haber tenido jamás en sus manos ningún libro herético de los incluidos en el Index Librorum Prohitorum , ni eróticos ni de caballerías; que lee y escribe en latín y que ha tomado lecciones en la Universidad de Salamanca, y finalmente, que purga por su cuenta los pecadillos que pudiera haber cometido con donaciones a los conventos, iglesias y hospitales de la comunidad. En cuanto concierne a sus actividades mundanas y comerciales, lamentamos informar al señor Oficial Real que no son de nuestra incumbencia, por lo cual deben ser encauzadas por las otras vías pertinentes. Dios guarde al señor Oficial Real. Firmado, Fray Martín Castellanos, comisario del Santo Oficio.

Dictamen del protomédico Felipe de la Vega (2 de enero de 1775)

     Conforme a su requerimiento he sometido a examen en el día de la fecha al vecino don Francisco de Rocha, vecino de esta Villa Imperial, de cuarenta años de edad y profesión de metales. Como resultado de la auscultación realizada, no he encontrado signos de de histeria, neurastenia, delirio, mal de San Vito, ni daños de brujería en su mente. En lo que se refiere a su cuerpo, no acusa síntomas graves de ninguna enfermedad, con excepción de un leve envenenamiento de la sangre por saturnismo, debido seguramente a la inhalación de gases de sulfuros de plata o sales de mercurio en sus tareas de minas. Dios guarde a Vuestra Merced. Doctor Felipe de la Vega 

     Carta del Oficial Real de Potosí al Virrey del Perú (10 de enero de 1775)

     En el día de la fecha  he sido visitado por doña Catalina Meneses, sevillana llegada a esta villa procedente de la muy noble ciudad de Santa María de los Buenos Aires, quien me ha ofrecido sus buenos oficios para dilucidar el caso de la proliferación de monedas.

La acompañaba un caballero cuyo nombre desconozco por falta de papeles que den fe, pero que se hace llamar Antonio Vela. De inmediato ordené a mis espiones  recoger datos sobre dichas personas en cualquier sitio que fuere, quienes me manifestaron que, según sospechas no confirmadas, la tal Catalina sería una mujer de cascos livianos y su compañero o esposo, un rufián embaucador muy conocido en el Río de la Plata, de donde habría sido expulsado con prohibición de regresar por delitos contra la honestidad de mujeres y apropiación indebida de dineros ajenos.

     En consecuencia, espero que el Señor Virrey  me haga saber si debo aceptar o no los oficios de la citada mujer, la que por su parte me asegura un pronto éxito en su gestión, sin exigir otra compensación que un tercio de los beneficios que se obtengan.

Oficio urgente del Señor Virrey (21 de enero)

     Autorizo la intervención de doña Catalina Meneses en atención a los altos intereses de la Corona, bajo la condición  de que se mantenga en el más absoluto secreto y su paga no exceda el veinte por ciento de los beneficios. Su estado de salud física y mental deberá ser asegurado por un oficial médico.

Certificado extendido por el protomédico

acerca de Catalina Meneses (2 de febrero)

     El examen médico practicado en el día de hoy a Catalina Meneses permite calificarla como una persona sana, no infectada por el morbo gálico tan extendido en estos tiempos, ni por tuberculosis u otra enfermedad contagiosa. Su mucosa bucal no acusa señales de la masticación de coca ni de otra sustancia alucinante. Las ocasionales reticencias con que respondió a ciertas inquisiciones específicas pueden considerarse justificadas por el pudor femenino, motivo por el cual no he podido precisar el grado de relación matrimonial entre dicha persona y su acompañante don Antonio Vela. Dios guarde a Vuestra Merced. Doctor Felipe de la Vega.

Mensaje secreto del alguacil Leandro Céspedes

al Oficial Real de Potosí (30 de febrero)

     Hago saber al señor oficial de la Villa de Potosí que una mujer conocida como Catalina Meneses, a los once en punto de la noche de ayer, encubierta bajo una capa negra y ocultando el rostro con un manteo del mismo color, ingresó en el domicilio de don Francisco de Rocha por la puerta de atrás. Portaba en sus brazos dos garrafones de alguna bebida alcohólica o estimulante, según los vapores que emanaban las gotas caídas en el suelo. A los cuarenta y cinco minutos más o menos de esta entrada comenzaron a escucharse risas y carcajadas, bailoteos y taconeos , repiqueteos de palmas y sonidos de panderetas, amén de frases escabrosas y obscenas, que me eximo de repetir para no herir la honorabilidad de vuestra merced. Como las voces eran masculinas, no tuve dudas de que el embriagado era el caballero Francisco de Rocha, quien entre otras palabras audibles vivaba a un tal Huáscar Kanki, curandero del vecino pueblo de Las Pircas.  

    Exhorto del Oficial Real de Potosí  su alguacil ( 2 de marzo)

     Sírvase localizar y hacer comparecer  ante mí en el menor plazo posible al adivino, brujo o curandero, Huáscar Kanki, de raza quechua, avecindado en el paraje denominado Las Pircas 

Acta de declaración del señor Huáscar Kanki ante el

Oficial Real de Potosí (6 de marzo)

     Presente ante mí el señor Huáscar Kanki, consejero, vidente o curandero del pueblo vecino de Las Pircas, a la pregunta de si tenía poderes especiales para adivinar, prever o conocer asuntos ocultos a los blancos, respondió que sí, pero que tenía prohibido por la diosa Pachamama, su inspiradora, ejercitarlos con personas ajenas a su raza, bajo pena de enfermedad incurable y retiro de los citados poderes. En tales circunstancias, se negó a revelar las visiones que había tenido sobre el caballero Francisco de Rocha y a precisar el origen de su fabulosa riqueza. Ítem amenazó con recurrir a la ayuda del párroco de Las Pircas si se lo apremiaba con torturas o tormentos. Interrogado bajo pena de expulsión del Alto Perú sobre cualquier hecho que hubiera llegado a su conocimiento sobre la señora doña Catalina Meneses, confesó haber atendido a la mencionada dama, quien se identificó únicamente con el nombre de pila Catalina y le pidió absoluta reserva acerca de la entrevista, a cambio de quince monedas de a un céntimo. El citado indiano, curandero, adivino o brujo, a una pregunta terminante de parte del suscripto, declaró haber vendido a la Meneses un brebaje o preparado a base de chicha de maíz, hojas de palo santo, raíz de ipecacuana  y abundante dosis de chamico, vegetal este último considerado por la farmacopea hispánica como una sustancia idiotizante.  Suscribo de mi puño y letra, en presencia del testigo Ruy Cortés, la declaración prestada por don Huáscar Kanki, que desconoce la escritura española. Francisco Fernández, Oficial Real de la Villa Imperial de Potosí.                           

Relación del jefe de la Posta de Yatasto

al Oficial Real de Potosí (23 de marzo)

     En cumplimiento de las órdenes recibidas ha procedido a incautar este día de 23 de marzo una carta fechada en Sevilla y enderezada al caballero Francisco de Rocha vecino de Potosí. Con el propósito de mantener oculta esta intercepción he procedido a copiar al pie de la letra y de mi propio puño el texto, que hago llegar a vuestra merced. Dice: "Nos complace que no olvides en tus donaciones a las iglesias y hospitales. Muchas gracias por tus remesas  y ojalá continúen como hasta ahora, pues hemos comenzado a conocer la dicha de ser ricos. Cuídate. Mencía y Gaspar."

Informe del espión Mateo Alfaro al Oficial Real de Potosí (6 de abril)

     Respetando estrictamente las instrucciones de vuestra merced, he continuado la vigilancia del caballero Rocha. En la noche de ayer reapareció en su domicilio  montado en una mula parda, cubierto con un sombrero indio y un poncho oscuro, entró por la puerta trasera del corral, descargó dos pesadas alforjas y las introdujo en su vivienda.

Postscriptum: A punto de concluir esta misiva, me avisan que dicha noche entraron a pie por  otra puerta una mujer acompañada de un varón, quienes salieron a los pocos minutos con rumbo desconocido.

Acta de la Real Audiencia de la Ciudad de los Reyes

     En la Ciudad de los Reyes, a veintiún días del año de Nuestro Señor de mil setecientos setenta y cinco, y una vez estudiados los antecedentes remitidos, los oidores resuelven no hacer lugar  al pedido de apelación interpuesto por el vecino don Francisco de Rocha y mantener en firme la sentencia impuesta de muerte por garrote vil. Las probanzas recogidas demuestran  que el susodicho caballero poseía dos socavones de plata además del declarado, en flagrante violación de las Leyes de Indias, donde acuñaba clandestinamente monedas con cuños procedentes de España. El hecho de haber usado una mínima parte del producido de su delito en beneficio de iglesias, hospitales y congregaciones religiosas no lo exime de responsabilidad, según el principio de que los fines no justifican los medios. El condenado señor Rocha ha regalado bienes que no le correspondían por ley, pues hacer caridad con ganancias robadas a un tercero, es robo y estafa.

    Ítem, habiendo desaparecido la imputada doña Catalina Meneses, se mantiene en suspenso el dictamen judicial hasta tanto la justicia pueda prenderla en vida y darle lugar a su defensa. En cuanto a la duda sobre si la mencionada Meneses era una mujer que comerciaba con su cuerpo en ayuda de su esposo o concubino Rocha, respondemos que la circunstancia de moralidad o inmoralidad no invalida la complicidad en la

comisión de un delito.  

     En lo que concierne a la atenuación de la culpa de la Meneses por haber logrado el esclarecimiento de los hechos reduciendo al condenado Rocha a la idiotez con un bebedizo preparado por un indio idólatra,  no es aplicable en este caso puesto que es obligación de todo vasallo acatar el cumplimiento de las leyes, sin merecimiento por eso de premio alguno.

Diálogo entre un carcelero de la Villa Imperial y un posadero

   - ¿Cómo dice que fue la ejecución?

   - Lo sentaron  en la silla del tormento apoyado contra el respaldo, atado de pies y manos, le pusieron una capucha negra, le rodearon el cuello con un anillo de metal y el verdugo dio vueltas al torniquete desde atrás hasta romperle el gaznate. El pobre no dijo ni ¡ay!

     - ¿Y para qué le pusieron la capucha, si el verdugo lo veía desde atrás?

     - ¡Vaya pregunta! Para que los testigos no le vieran la cara al morir. 

Diálogo en Sevilla entre Gaspar y su esposa Mencía

     - Bueno, querida Mencía, no nos queda otra cosa que resignarnos. El Rey lo quiere todo para él y es más fuerte que nosotros.

     - Así es, me querido Gaspar. Al fin de cuentas, todos tenemos que morir algún día. Recemos por el alma de nuestro hijo y que Dios lo tenga en su santa gloria. Y demos  gracias que aún nos quedan dos vivos.


Posted by Carlos A. Loprete at 1:53 PM BRST
Updated: Sunday, 1 November 2009 2:07 PM BRST
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